viernes, 2 de febrero de 2018

EL RESPLANDOR DEL REY: 810º aniversario (In Memorian#3)

Las velas de la reina Maria.
Recreación propia por Photoshop


Callejero hoy 2 de febrero es el día de la Candelaria. Se trata de una celebración católica, también conocida como fiesta de la luz, de las candelas, la Presentación del Señor y la Purificación de la Virgen. Hoy hace 40 días del nacimiento de Jesús y de acuerdo con la ley del Antiguo Testamento terminaba el ritual que acompañaba el nacimiento de un niño.

El origen de la fiesta la encontramos en la antigua Roma, una festividad pagana lupercarles, que fueron prohibidas a finales del siglo V por el Papa Gelasio I.

Pero para los cristianos es un día importante, porque se trata de la presentación de Cristo a los fieles, llega la Luz para iluminar el Mundo, que viene representada por la luz de las candelas, de ahí su nombre. Además que han pasado los mismos días de inverno, que los que faltan para que se acaben, estamos en el cénit invernal.

¿Porqué os cuento esto? Por que el 2 de febrero de 1208, en la ciudad de Montpellier nacío Jaime de Aragón, el que fue el hijo de Pedro El Católico y María de Montpellier. Según la leyenda el matrimonio estaba mal avenido, hasta el punto que la Corte tuvo que urdir una trama para que la reina se quedara encinta: le hicieron creer al rey que yacía con una amante por la cual sentía admiración. Al amanecer, después de una fogosa noche de pasión con su esposa, el rey descubrió el engaño y abandonó el palacio para no volver jamás.

Por este motivo que cuenta el propio Rey en sus Crónicas, su nombre lo obtuvo cuando su madre le dio a luz, la vigilia de Nuestra Señora de la Candelaria. Nada más nacer llevaron al bebe a la iglesia de la ciudad, donde el nombre del Rey lo escogería el Destino, pues fue capricho de la reina María que fuera la providencia quien eligiera el nombre de su hijo.

Ordenó al obispo que dispusiera doce cirios con el mismo grosor y medida con los nombres de los doce apóstoles. El clérigo pensó que era un buen augurio. Era el día de la Candelaria, que es la luz y la luz es el signo de los que traen a la tierra la iluminación. Como Cristo que fue luz del mundo, pues pensaron que el niño también iluminaría el mundo.

Así que escribió con su mejor caligrafía  el nombre de los apóstoles sobre la cera, después ordenó a doce capellanes que las encendieran a la vez. Colocaron al bebe en el circulo, formado por los cirios, y se arrodillaron ante él y aguardaron la noche en vela, mientras en el exterior  nevaba, a que se fueran consumiendo las candelas.

Las llamas temblaban por el viento que se colaba, por los altos ventanales y se distribuía por las naves del templo.

Un murmullo de asombro se escuchó entre los presentes, cuando se apagó el cirio de Felipe,continuaron rezando mientras esperaban que ganara su nombre favorito a gusto de  su particular devoción.

Cuantas velas más se apagaban más alto rezaban y con más fervor...

Pasaba el tiempo y se apagó San Tomás, luego San Juan, mucho tiempo después  tuvo que pasar para  ver como se consumió San Mateo, como se extinguió San Judas...
La noche iba avanzando y en la penumbra se oían ruidos extraños recorriendo las naves de la iglesia como susurros ¿serían las almas de los muertos? ¿o las voces de los apóstoles? ¿o acaso se  lamentaban las imágenes en sus pedestales?

Una a una se  irían consumiendo las velas consagradas, hasta que al final quedaron dos: San Andrés y Santiago el mayor. Las letanías aún eran susurradas por los labios de los presentes, justo cuando los primeros rayos del alba comenzaron a iluminar el cielo de Montpellier, el fuego de San Andrés se apagó y el júbilo se apoderó de los presentes: ¡Santiago! ¡Santiago!

- ¡Santiago! - exclamó el obispo - Jaboco, Jaime... ¡El niño se llamará Jaime! ¡El primer Jaime en la historia de Aragón!

Al amanecer el nombre del soberano se extendería por todas las tierras del reino. Había nacido un hombre extraordinario que cambiaría la Historia, aumentaría la Corona de Aragón y gobernaría con orgullo Valencia.

Hoy hace 810 años de esta fabulosa historia, y aun brilla su presencia en nuestra ciudad, aún recordamos su nombre y le respetamos con devoción.

Valencianos, encendamos una candela en su honor en el día de la Candelaria.




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