miércoles, 14 de febrero de 2018

Jaime I, el rey de corazones. (Reyes de Valencia#4)



El galante monarca aragonés.
Recreación propia por Photoshop.
 
PLA REL REAL
Exposición

De entre todos los personajes ilustres que forman la Historia de nuestra ciudad, el que más sobresale de todos ellos, es sin duda el rey Jaime I El Conquistador.

El aragonés fue un monarca con mucho carácter y una gran personalidad, además no fue solo conquistador de tierras, sino también de corazones. Según la crónica de Desclot, Don Jaime es descrito como un hombre que hacía que todas las damas giraran los ojos hacía él: "Jaime I era el hombre más hermoso del mundo, un palmo más alto que otro cualquiera, bien formado y perfecto en todos sus miembros. Tenía la cara grande, sonrosada y fresca: grande, pero bella, hermosos y blancos dientes, ojos brillantes y cabellos rubios. Era de grandes espaldas, esbelto, de manos muy hermosas y de brazos gruesos y bien hechos". 

Además de su presencia caballeresca, destacaban también sus cualidades morales, como la  generosidad, ya que siempre cumplía lo que prometía. De mente belicosa y religiosa al mismo tiempo, consecuencia de ser educado desde muy niño dentro de la Orden del Temple, por lo que cultivó un espíritu de cruzado entregado en la lucha contra el Islam.  Y también una gran vocación a la Virgen María, como dan testimonio la gran cantidad de iglesias que nos podemos encontrar hoy en día consagradas al culto mariano.

Valiente y orgulloso como ninguno, protagonizó episodios dignos de un héroe de película, como el extraerse el mismo la fecha que atravesó su cráneo, y de enfrentarse a todo el mundo en su empeño (y orgullo) de conquistar las tierras valencianas. Pero eso no sería de extrañar que fuera visto como un sex-simbol en el siglo XIII, hasta que murió tras 63 años de reinado durante el cenit de la época medieval. 



Hoy, día señalado como el día del amor y los enamorados, conoceremos las “reinas de corazones” que tuvo este auténtico rey de corazones

La primera mujer.
Recreación propia por Photoshop.

Leonor de Castilla (1191-1244)
Fue infanta de Castilla,  hija de Alfonso VIII y la reina Leonor de Plantagenet. Fue la primera esposa de Jaime I, con el que casó el 6 de enero de 1221 en Ágreda. El rey contaba con 14 años mientras que Leonor tenía 18, se trató de un matrimonio político y de conveniencia, más que de por amor. En ese mismo año nació el único hijo que tendría la pareja: Alfonso de Aragón, que moriría antes que su padre, en 1260.

Leonor fue repudiada por Jaime en 1229, aludiendo un parentesco demasiado próximo y solicitó la anulación del matrimonio. Después de ello, Jaime I se marchó a la conquista de Mallorca. La reina despechada regresó a Castilla junto a su hermana Berenguela y acabó sus días en el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas (Burgos) donde falleció en 1244.

La mujer que le enamoró.
Recreación propia por Photoshop.

Violante de Hungría (1215-1251)
Hija del rey Andrés II de Hungría y de Violante de Courtenay. Hermana de Santa Isabel de Hungría. En 1234 fue comprometida con Don Jaime y se casaron el 8 de septiembre de 1235 en Barcelona.
El monarca húngaro acordó aportar una gran dote de dinero y territorios que nunca llegaron a darse, e hizo que Jaime I desconfiara, pero cuando la princesa con 20 años llegó a la ciudad condal, con un séquito que superara el centenar de personas, el rey Jaime se quedó fascinado por su gran belleza, su inteligencia y su carácter fuerte, logrando enamorar al monarca. Fue un matrimonio feliz de 16 años y durante ese tiempo Violante le dió al monarca aragonés nueve hijos: cuatro hijos y cinco hijas.

Fue una autentica compañera para el rey, al cual siguió en sus campañas militares y le aconsejandole durante la conquista del Reino de Valencia en 1238 y participando constantemente en la política real, hasta el punto de tratar de enemistar a Jaime con su hijo Alfonso, para salvaguardar una posición y mejor herencia a sus hijos:
· Pedro, el trono de Aragón, Cataluña y Valencia.
· Jaime, el reino de Mallorca, Rosellón y Cerdaña.
· Fernando, murió siendo joven.
· Sancho, arzobispo de Toledo.

· Violante reina consorte de Castilla al casarse con Alfonso X el Sabio.
· Constanza contrajo matrimonio con Manuel de Portugal.
· María se hizó religiosa.
· Sancha murió como peregrina en Tierra Santa.
· Isabel casó con Felipe III de Francia.

Violante falleció un 9 de octubre de 1251 y fue enterrada en la abadía cisterciense femenina del Monasterio de Vallbona de las Monjas en Lérida (Cataluña.) Su sarcófago se encuentra en el presbiterio, de factura sobria y adosado en el muro, levantado por dos pilastras decoradas con cruces patadas. Afortunadamente su sepulcro jamás ha sido profanado. En el año 2002 el Gobierno de Hungría donó 12.000 euros para la restauración de la tumba, pero la comunidad religiosa se negó a abrir el sepulcro y analizar los restos. 

La desdichada reina
Recreación propia por Photoshop.
Teresa Gil de Vidaure 

Una vez que murió la reina húngara, Jaime I se lanzó a una carrera de amoríos…
La siguiente mujer que llegó a su vida fue Teresa Gil de Vidaure a quien conoció en Jérica. Una mujer bella, devota y piadosa, con la cual el monarca aragonés contrajo un matrimonio morganático, el cual consistía en que se celebraba expresando el consentimiento de ambos contrayentes con unos testigos y un sacerdote. El testigo murió antes de poder dar fe de dicho matrimonio y el rey jamás la mencionó como esposa o como reina, solo para complacerla le otorgó la villa de Jérica. 

Presuntamente la dama se enfermó de lepra, y el rey pensó en casarse con otra mujer, pero Teresa habló con el Papa Clemente IV, el cual no llegó a anular el matrimonio, alegando: “Aunque no ha sido un matrimonio verdadero, no obstante comenzó con esa idea y fue consumado por la unión carnal

Jaime I iracundo descargó su ira cortándole la lengua a su confesor, el obispo de Gerona, por revelar el secreto del matrimonio oculto. Jaime en estos momentos tenía ya la mirada posada en Berenguela Alfonso.
Doña Teresa repudiada acabó recluyéndose en el Monasterio de la Zaida en Valencia, el cual ella misma fundó. Pero Berenguela murió y Jaime para acallar a la reina despechada reconoció como legítimos los hijos que tuvo con ella, Jaime y Pedro. 

Teresa murió en 1278 y en el testamento que ella misma llamo Uxo quondam, repartió sus posesiones a sus hijos:
- Jaime, señor de Jérica.  Altura, Castelmontán, Mora, Tormón y unas casas en Zaragoza.
- Pedro, los lugares de Cabañas, Azuer, Betinyena, Rosel, Luesia y Agüero.

La reina Teresa se le veneró como santa, al encontrarse su cuerpo incorrupto durante la demolición del Monasterio de Gratia Dei en 1809. 



Las amantes que pasaron por su vida... 

La joven castellana.
Recreación propia por Photoshop.
Elo Alvarez  
La joven formaba parte de las damas que acompañaba a la reina Leonor. Jaime tenía 13 años cuando se fijó en ella, la que sería su primera amante. Poco se sabe de esta dama, aunque seguramente se encontró con ella en la corte y debería ser de la alta alcurnia al ser parte del séquito real. 


La alocada condesa.
Recreación propia por Photoshop.
La Condesa Arambiaix
Tenía Jaime 20 años cuando conoció a esta condesa con la cual se entendió muy bien y pudo haberse casado con ella, pero tenía la manía de fijarse en su estatus social. Por eso no se casó con la Condesa Arambiaix de Urgell porque después de estar casado con una princesa castellana, debía tener un rango más alto, el cual fue bajando con la edad. 



La olvidada blanca.
Recreación propia por Photoshop.
Blanca de Antillón
Fue la hija de un noble, a quien le dió muchos privilegios entre ellos el castillo de Castro en la Sierra de Espadán. 



La amigable y práctica Guillema.
Recreación propia por Photoshop.

Guillema de Cabrera
Esta dama, cuando fue pretendida por el rey Jaime, estaba casada con un noble catalán. Le regaló el importantísimo Castillo de Terrassa y tuvieron un hijo: Fernán Sánchez, que fue nombrado Barón de Castro. 

La dirigente Sibila
Recreación propia por Photoshop.
Sibila de Sarga
El rey tenía ya 60 años cuando conoció a esta noble catalana, a la que regaló Tárbena. 

La dulce Berenguela.
 
Recreación propia por Photoshop.

Berenguela Alfonso Era hija del infante Alfonso de Molina. Esta dama castellana tenía 29 años, cuando el monarca aragonés sexagenarío la conoció y se ganó las reprimendas del Papa Clemente IV. Se conocieron en Alcaraz, donde el rey había llegado con 200 guerreros almogávares para pactar la conquista de Murcia. El Papa le acusó de que habiendo ganado tantas batallas no pudiera vencer las de la carne. 

La joven recibió del rey Jaime I: Biar, Castalla, Tárbena, Xaló, Segorbe, Onda, Moixent, Finestrat y Serra.

Berenguela no tuvo descendencia, no obstante  el monarca estuvo con ella hasta que la joven murió en Narbona en 1272. 




Todo esos hijos ilegítimos reales, tenidos con estas mujeres fueron el origen de alguna de las más importantes casas nobiliarias de Aragón y Valencia. 

Esto solo son historias de un tiempo muy lejano, en la Baja Edad Media el amor y el matrimonio no solían darse juntos. Las uniones matrimoniales solo tenían el objetivo de ampliar las familias y las descendencias salvaguardando los intereses familiares. Los padres decidían con quienes se casaban sus hijas y el amor esta idealizado por los trovadores.

La Iglesia aceptaba uniones privadas si había dos testigos y consumación carnal como el caso de Teresa de Vidaure. Las mujeres medievales desde que nacían eran preparadas para el convento o para el matrimonio, siempre tenían que ser sumisas, obedeciendo bien la orden religiosa o bien las órdenes del marido, que las querían beatas, bondadosas, bonitas y calladas, tomándolas como esposas entre los 12 y 16 años.

El hombre medieval veía a la mujer como una ciudad: un bien a conquistar, una fortaleza a rendir, se les cortejaban con regalos a cuenta de la entrega y futuro vasallaje hacia su señor marido.

Era una época de crueldad y donde el amor no es como lo muestran en las películas e historias que nosotros conocemos...





viernes, 2 de febrero de 2018

EL RESPLANDOR DEL REY: 810º aniversario (In Memorian#3)

Las velas de la reina Maria.
Recreación propia por Photoshop


Callejero hoy 2 de febrero es el día de la Candelaria. Se trata de una celebración católica, también conocida como fiesta de la luz, de las candelas, la Presentación del Señor y la Purificación de la Virgen. Hoy hace 40 días del nacimiento de Jesús y de acuerdo con la ley del Antiguo Testamento terminaba el ritual que acompañaba el nacimiento de un niño.

El origen de la fiesta la encontramos en la antigua Roma, una festividad pagana lupercarles, que fueron prohibidas a finales del siglo V por el Papa Gelasio I.

Pero para los cristianos es un día importante, porque se trata de la presentación de Cristo a los fieles, llega la Luz para iluminar el Mundo, que viene representada por la luz de las candelas, de ahí su nombre. Además que han pasado los mismos días de inverno, que los que faltan para que se acaben, estamos en el cénit invernal.

¿Porqué os cuento esto? Por que el 2 de febrero de 1208, en la ciudad de Montpellier nacío Jaime de Aragón, el que fue el hijo de Pedro El Católico y María de Montpellier. Según la leyenda el matrimonio estaba mal avenido, hasta el punto que la Corte tuvo que urdir una trama para que la reina se quedara encinta: le hicieron creer al rey que yacía con una amante por la cual sentía admiración. Al amanecer, después de una fogosa noche de pasión con su esposa, el rey descubrió el engaño y abandonó el palacio para no volver jamás.

Por este motivo que cuenta el propio Rey en sus Crónicas, su nombre lo obtuvo cuando su madre le dio a luz, la vigilia de Nuestra Señora de la Candelaria. Nada más nacer llevaron al bebe a la iglesia de la ciudad, donde el nombre del Rey lo escogería el Destino, pues fue capricho de la reina María que fuera la providencia quien eligiera el nombre de su hijo.

Ordenó al obispo que dispusiera doce cirios con el mismo grosor y medida con los nombres de los doce apóstoles. El clérigo pensó que era un buen augurio. Era el día de la Candelaria, que es la luz y la luz es el signo de los que traen a la tierra la iluminación. Como Cristo que fue luz del mundo, pues pensaron que el niño también iluminaría el mundo.

Así que escribió con su mejor caligrafía  el nombre de los apóstoles sobre la cera, después ordenó a doce capellanes que las encendieran a la vez. Colocaron al bebe en el circulo, formado por los cirios, y se arrodillaron ante él y aguardaron la noche en vela, mientras en el exterior  nevaba, a que se fueran consumiendo las candelas.

Las llamas temblaban por el viento que se colaba, por los altos ventanales y se distribuía por las naves del templo.

Un murmullo de asombro se escuchó entre los presentes, cuando se apagó el cirio de Felipe,continuaron rezando mientras esperaban que ganara su nombre favorito a gusto de  su particular devoción.

Cuantas velas más se apagaban más alto rezaban y con más fervor...

Pasaba el tiempo y se apagó San Tomás, luego San Juan, mucho tiempo después  tuvo que pasar para  ver como se consumió San Mateo, como se extinguió San Judas...
La noche iba avanzando y en la penumbra se oían ruidos extraños recorriendo las naves de la iglesia como susurros ¿serían las almas de los muertos? ¿o las voces de los apóstoles? ¿o acaso se  lamentaban las imágenes en sus pedestales?

Una a una se  irían consumiendo las velas consagradas, hasta que al final quedaron dos: San Andrés y Santiago el mayor. Las letanías aún eran susurradas por los labios de los presentes, justo cuando los primeros rayos del alba comenzaron a iluminar el cielo de Montpellier, el fuego de San Andrés se apagó y el júbilo se apoderó de los presentes: ¡Santiago! ¡Santiago!

- ¡Santiago! - exclamó el obispo - Jaboco, Jaime... ¡El niño se llamará Jaime! ¡El primer Jaime en la historia de Aragón!

Al amanecer el nombre del soberano se extendería por todas las tierras del reino. Había nacido un hombre extraordinario que cambiaría la Historia, aumentaría la Corona de Aragón y gobernaría con orgullo Valencia.

Hoy hace 810 años de esta fabulosa historia, y aun brilla su presencia en nuestra ciudad, aún recordamos su nombre y le respetamos con devoción.

Valencianos, encendamos una candela en su honor en el día de la Candelaria.